5 ene 2012

Erika

A veces le costaba mirarte a los ojos, se le sonrojaban las mejillas y se le escondían las pecas por detrás de las orejas. Pero luego volvían a su sitio: por encima de la nariz y alrededor de las pestañas.
Tenía una mirada intensa, que guardaba mucho más de lo que nadie podría conocer, y una media sonrisa fingida que mostraba un poco de esa dulzura infeliz que la hacía ligeramente vulnerable.
No llegué a averiguar qué era lo que le robaba la alegría, pero me creaba una sensación extraña. No era lástima, nunca me gusto sentir lástima de las personas. Era una simpatía absoluta.
Era una niña con los ojos azules y el pelo rubio cenizo. Que qué es rubio cenizo, es un un rubio que caracteriza el cabello de las personas más especiales, a las que dan ganas de abrazar a todas horas.

2 comentarios:

  1. Es verdad, las morenas de ojos marrones no estamos nada mal (?) pero unos ojos azules llegan al alma.
    Y si también es rubia, apaga y vamonos! jajjaa
    Me gusta tu bloog, te sigo :)
    Un beso, cuídate y sigue así!

    ResponderEliminar
  2. se te echa de menos por aquí... :(

    ResponderEliminar