14 ene 2011

Saxofones, sangre y zapatos de jazz


La sangre se escurre de entre sus dedos y tiñe de púrpura sus uñas antes pintadas de oscuro, goteando dulcemente en el suelo. Sólo espera a que su mirada se apague mientras el agua cristalina se torna en rojo. Aflicción, velas y vaho empañando los espejos. El tenue saxofón la envuelve dentro del jazz. Una muerte como siempre había soñado, bohemia, incomprendida, digna de los mejores músicos de los años 20. Sin mucho sufrimiento, dos cortes profundos y rápidos, y aunque la herida escuece, el agua caliente calma el dolor.
Nunca conseguí entenderla, pero desde el primer día que la vi, supe cual sería su final. Marina, la niña de ojos verdes y pelo oscuro. 17 años.

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